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UN PLACER.
Tratar de resumir por qué Vitoria-Gasteiz fue conocida allende de sus fronteras como la Atenas del Norte en una pequeña entrada divulgativa es complicado, pero lo intentaré para los que no lo conozcan.
Según algunas fuentes fue el sevillano Miguel Rodríguez Ferrer, uno de los primeros antropólogos y arqueólogos de España, y enamorado de Vitoria (que se definía como ”vasco por elección, fuerista, lealista y liberal”), quien acuñó ese apelativo de “Atenas del Norte” para referirse a Vitoria, una ciudad que por esas décadas tenía unos 15.000 habitantes tan solo.
ANTECEDENTES Y SITUACIÓN HISTÓRICA:
No se puede acceder a unos hechos concretos sin conocer los antecedentes, hay que situarse históricamente puesto que fueron décadas incesantes en acontecimientos que marcan la historia.
Estamos hablando de la segunda mitad del siglo XIX, entre 1840-1890 por ejemplo, esas décadas son, sin lugar a dudas, el Siglo de Oro de Vitoria-Gasteiz por mil cosas, algunas de las cuales expondré aquí.
En aquellos tiempos Vitoria, con 15000 habitantes, renacía tras una gran crisis provocada por la epidemia de cólera de 1855. Pero también estuvo marcado por el liberalismo, el carlismo y las guerras que tuvieron lugar:
– Sublevación de 1866: Fue una sublevación militar encabezada por Prim. Los reyes, en enero de 1866, escapaban de la epidemia de cólera en Madrid, yéndose a vivir a la Granja (Segovia), el 22 de junio fue la sublevación del cuartel de San Gil y fue sofocada a pólvora y sangre, por el gobierno de la Unión Liberal del general O’Donell. Al mes siguiente la reina Isabel II, destituyó al general O’Donnell por considerar que había sido demasiado blando con los insurrectos (a pesar de que habían sido fusilados 66 de ellos), y nombró para sustituirle al general Narváez, líder del Partido Moderado, que ejerció una brutal represión entre las que cabe resaltar la disolución de todas las Diputaciones provinciales y Ayuntamientos.
– Revolución de 1868: También llamada la Gloriosa, Revolución de Septiembre o la Septembrina. Fue una sublevación militar con elementos civiles que tuvo lugar en España en septiembre de 1868 y supuso el destronamiento y exilio de la reina Isabel II y el inicio del período denominado Sexenio Democrático (1868-1874). A partir de ella tiene lugar en el país el primer intento de su historia de establecer un régimen político democrático, primero en forma de monarquía parlamentaria (para ello se buscó por Europa un rey y finalmente eligieron al italiano, Amadeo de Saboya, (1871-1873). Tras el fracaso monárquico y la abdicación de Amadeo, se formó la Primera República , de carácter federal (1873-1874). En 1874 hubo un golpe de Estado del general Pavía que frustró dicha república federal y creó una República Unitaria, bajo la dictadura del general Serrano. Ese mismo año se da el pronunciamiento del general Arsenio Martínez Campos en Sagunto que puso fin a la República e inició la Restauración borbónica en España, en el nombre de Alfonso XII, hijo de Isabel II.
– Las Guerras Carlistas, que tanto afectaron al País Vasco: fueron tres guerras civiles que tuvieron lugar en España a lo largo del siglo XIX. La principal razón de la lucha fue la disputa por el trono ya que el rey Fernando VII, al no disponer de descendencia masculina directa, promulgó la Pragmática Sanción de 1830, que derogaba la «Ley Sálica» de Felipe V que impedía que las mujeres accedieran al trono (a los pocos meses, su cuarta esposa dio a luz a una niña, Isabel, que fue proclamada princesa de Asturias y heredera al trono). En un principio los seguidores de su hermano, Carlos María Isidro, heredero antes de dicha derogación, consiguieron que el rey, enfermo, firmara la derogación de la Pragmática, pero recuperado de la enfermedad, Fernando tuvo tiempo de restablecer la validez de la Pragmática Sanción antes de su muerte el 29 de septiembre de 1833 (como Isabel sólo contaba en ese momento tres años de edad, su madre, María Cristina de Borbón, asumió la regencia, llegando a un acuerdo con los liberales para preservar el trono de su hija frente al alzamiento de los partidarios de Don Carlos). De ahí el nombre de los contendientes: carlistas e Isabelinos (también llamados liberales o Cristinos). Los carlistas luchaban bajo el lema «Por Dios, por la Patria y el Rey» y encarnaban la oposición al liberalismo, defendiendo la monarquía tradicional absolutista, el catolicismo conservador y el foralismo. Eran sobre todo pequeños propietarios empobrecidos por la crisis, artesanos arruinados, habitantes del mundo rural que recelaban de las reformas y miembros de la pequeña nobleza y parte del clero. Los liberales encontraron seguidores entre la población urbana, la burguesía y amplios sectores de la nobleza.
Los carlistas fueron especialmente numerosos en el Pais Vasco, donde el catolicismo y la defensa de los fueros era primordial. Con la llegada de los borbones y Felipe V se habían quitado los fueros de la corona de Aragón (dejando sólo los de Pais Vasco y Navarra) y esos fueros permitían tener, por ejemplo, aduanas interiores que permitían la libre importación de productos, o el “pase foral” que conseguía o negaba validez a las disposiciones reales, limitando la autoridad del rey.
La primera guerra tuvo lugar entre 1833 y 1839, con el levantamiento de partidas carlistas en el País Vasco y Logroño (aunque no controlaron las ciudades vascas, que permanecieron fieles a Isabel). Los más importantes carlistas fueron el general Zumalacárregui que organizó un ejército en territorio vasco-navarro, y el general Cabrera , en Aragón-Cataluña: El pretendiente Carlos recibió apoyo de armas de Rusia, Austria y Prusia e Isabel el apoyo de Inglaterra, Francia y Portugal. (en la imagen, asedio a la ciudad de Vitoria).
Tras morir Zumalacárregui en 1835 durante el sitio a Bilbao y el general liberal Espartero venció a las tropas carlistas en Lutxana en 1836. Finalmente, mediante el Convenio de Vergara de 1839 (el llamado “Abrazo de Vergara”), los generales Maroto y Espartero firmaron la paz, y acordaron mantener los fueros en las provincias vascas y Navarra e integrar a la oficialidad carlista en el ejército liberal. (otras facciones carlistas en Aragón-Cataluña siguieron guerreando hasta su derrota en 1840).
La segunda guerra fue entre 1846 y 1849, y más que una guerra civil fue una insurrección en la zona de los Pirineos, en Cataluña, por lo que también se la conoce como «guerra dels matiners». Su origen, al menos teórico, fue el fracaso de los intentos de casar a Isabel II con el pretendiente carlista, Carlos Luis de Borbón, objetivo de distintos sectores moderados de Isabel. Sin embargo, Isabel II terminó casándose con su primo Francisco de Asís de Borbón.
De destacar que tras la guerra carlista, los liberales destruyeron con dinamita muchos castillos, entre ellos el impresionante según los grabados de época castillo de Gebara:
La tercera última, y que más afecta a esta historia de Vitoria, fue entre 1872 y 1876. Se inició una vez destronada Isabel II, en el Sexenio Revolucionario citado anteriormente. La libertad que trajo la revolución había revivido como fuerza política a los carlistas, que en las cortes de 1869, obtuvo una veintena de diputados , mejorando posteriormente incluso los resultados, pero el hecho de que el gobierno buscara un nuevo rey y eligiera a un “extranjero·” como Amadeo de Saboya, exasperó a los carlistas, produciendo una insurrección armada de una gran parte del carlismo, que seguía teniendo como opción a rey a Carlos María de Borbón. Ocurrió sobre todo en País Vasco, Navarra y Cataluña. La guerra continuó tras abdicar Amadeo y tras el golpe de estado que acabó con la República y trajpo la restauración borbónica de Alfonso XII. El general que acabó con la República e impuso a Alfonso XII, Martinez Campos derrotó primero a los catalanes y posteriormente, el 28 de febrero de 1876, Alfonso XII entraba en Pamplona tras ser derrotado el último bastión carlista (tras ello Martínez Campos fue ascendido a Capitán General).
En el grabado: Batalla de Montejurra, 1876
– Y por supuesto, el “Desastre de 1898”, las Guerras de Cuba, que tanto marcaron a la intelectualidad y población española.: la primera en 1868, llamada Guerra de Cuba o Guerra de los Diez Años, contra las fuerzas reales españolas. En 1878 se establece la capitulación del Ejército Independentista Cubano frente a las tropas españolas que ni garantizaba la independencia ni la abolición de la esclavitud. En 1879-1880 fue la segunda guerra o Guerra Chiquita que también terminó con la derrota cubana. Finalmente, en 1885 se produce la definitiva Guerra de Independencia cubana contra el dominio español y terminó en 1898 con la rendición del ejército colonial español ante el avance militar estadounidense, con la asistencia y el apoyo de los mambises (miembros del ejército independentista cubano) en la conocida generalmente como Guerra hispano-estadounidense.
VITORIA, LIBERAL Y FUERISTA, LA ATENAS DEL NORTE
Hablamos de la ciudad, de la burguesía media en general, ya que la zona rural era más tradicionalista y carlista. Vitoria era una ciudad modelo culturalmente hablando, con la tasa de analfabetismo más pequeña de toda España (el 75% de la población estaba alfabetizada, algo impensable en otros lugares).
En 1884 José Cola y Goiti escribía: “Ninguna provincia, exceptuando Madrid, se encuentra en tan buen estado como la nuestra en instrucción pública,. Prueba de ello es que la mayoría , la casi totalidad de los mozos que entran en quintas saben leer y escribir, y que al verificar la primera de estas en el país, de 200 hombres que fueron al servicio militar, 198 leían y escribían, 1 leía y otro no leía ni escribía”.
Fueron el Ayuntamiento y la Diputación quienes, con su política educativa, lograron este éxito y en solo 30 años el Instituto de segunda enseñanza había dado más de 30.000 títulos.
ESTOS SON LOS HITOS QUE LA CONVIRTIERON EN LA ATENAS DEL NORTE:
CENTROS DE ENSEÑANZA
– El prestigioso Instituto alavés de Bachilleres o de segunda enseñanza, cuna de grandes sabios y profesores
– La Escuela Normal de Magisterio (en Villa Suso).
– La Academia Alavesa de Ciencias de Observación (creada por Enrique Serrano Fatigati)
– La Academia de Ciencias Médicas
– El Seminario de Aguirre
– La Academia de Bellas Artes
– La Escuela práctica de agricultura o Granja Modelo (1866)
– LA UNIVERSIDAD LIBRE DE VITORIA: Con la revolución de 1868, a pesar de las miserias producidas por las guerras y las enfermedades, el Ayuntamiento de Vitoria, de acuerdo con la Diputación, trató de aprovechar la libertad concedida por la Revolución a esas instituciones, para fundar la Universidad Libre de Vitoria. Antes, en 1866 y en 1867, ya había habido un intento de crear una Universidad Vasco-Navarra desde Pamplona, que no pudo prosperar (además, durante la guerra carlista, en 1835, la Universidad de Oñate se había refugiado en Vitoria). Tras no prospera esa universidad vasconavarra, la Diputación crea la U.L, de Vitoria, que fue inaugurada el 1 de octubre de 1869, con titulaciones de Derecho, Notariado y Filosofía y Letras y con una corta pero muy intensa y fructífera vida intelectual y literaria. El claustro se formó con brillantes académicos como Carlos Ramón Fort, Matías Barrio y Mier, Pedro Berta, Pedro Alonso Armiño, Ramón Escalada, José María Prado, José Guerrero, Luis Ortiz de Zárate, José Muro, Fernando Cabeza de Vaca, Angel Álvarez Taladrid, Julián Apraiz, Daniel R. de Arrese, Fernando de Casas, Sebastián de Abreu, Alejo Yagüe, U. Alonso, Mariano Rementeria, Antonio Fernández García, Julián López Correa…. Mateo Benigno de Moraza fue quien inauguró dicho claustro.
Así como la revolución trajo esta universidad, la teRcera guerra carlista terminó con ella. Fue el año 1873 cuando cerró sus puertas definitivamente.
TERTULIAS
– Como las de El Liceo que atraían a personas de muchos lugares.
– La “Tertulia literaria del 73”
ASOCIACIONES Y SOCIEDADES CULTURALES O CIENTÍFICAS:
– La Academia Cervantina de Literatura (1873) creada por iniciativa de Fermín Herrán, donde se reunían los aficionados a las buenas letras, la poesía y la crítica literaria. Se reunían en la casa de Herrán, donde se estableció la «Tertulia literaria del setenta y tres» en la actual calle de Herrería. Grandes como Antonio Pombo, Félix Eseverri, Julián Apraiz, Marcial Martínez, Daniel Arrese, Cristóbal Vidal, Antolín Burrieza y otros ilustrados catedráticos, alternaban con escolares como Federico Baraibar, Ramón L. de Vicuña, Manuel Iradier, Enrique Irabien, Pedro Larrínoa, Francisco Aracama, Guillermo Montoya, con militares literatos como Mariano Capdepont, E. Mariátegui, R. Navaro, o Julián Arbulo, con el popular poeta que inundó a Vitoria de versos y que sostuvo durante algún tiempo el semanario “Periquito entre ellas”, y hasta el todavía un niño José de Roure que ya escribía en aquel entonces (hijo de Gerónimo Roure)
– La Academia de Ciencias Médicas (1873)
– La Asociación “La Exploradora, asociación Euskara para la exploración y civilización del África central de viajes y Geografía”, también llamada “La Viajera” (Sociedad geográfica creada en 1869 y que la fue la que financió la expedición de Manuel Iradier al golfo de Guinea) , gracias a los que fueron alumnos de último curso del Instituto de enseñanzas medias tan famosos como Cesáreo Martínez: el gran explorador Manuel Iradier, Ramón López de Vicuña, Eduardo Velasco, Esteban Urquiola, Pedro Ramón Vicuña, Benito Guinea y Felipe Unzalu. Manuel Iradier, que a los dieciocho años era una autoridad en ciencias geográficas y ya en 1860 había expuesto a sus compañeros un estudio de las regiones desconocidas de África. En 1870 sometió a su estudio un itinerario de viaje desde el Cabo de Buena Esperanza a Trípoli, continente muy desconocido en ese instante. De 1870 a finales de 1874, la mayor parte de esos jóvenes que formaban la asociación, compartieron el tiempo entre los estudios de diferentes carreras que cursaban en la Universidad de Vitoria, las tareas de la asociación, las conferencias que en reducido círculo celebraban, y el servicio de guardias y retenes que, como voluntarios, en defensa de la ciudad prestaban (era la tercera guerra carlista).
– Gracias a esta asociación anterior, Enrique Serrano Fatigati, creó la «Academia Alavesa de Ciencias de Observación», en cuyo instituto cabía el cultivo de todas, absolutamente todas las ciencias, apoyada por la Diputación Foral de Álava, aunque también la guerra acabó con esta Academia)
– El Casino Artista Vitoriano (no confundir con el Circulo Vitoriano de la Calle Dato, este estaba ubicado en un edificio a la entrada, a la izquierda, de la florida, al lado del hoy Parlamento vasco pues). Nada que ver con casinos de juego tal y como los conocemos hoy en día: eran sociedades culturales donde charlar, leer, organizar exposiciones de pintura o celebrar representaciones teatrales, aparte de lugares de diversión. Eso sí, para las clases más pudientes que podían permitirse jugar el dinero. Se fundó en 1886 aunque, según señala el Doctor en Historia Jose Daniel Reboredo Olivenza, tuvo su origen hasta 20 años antes cuando se abrió un salón de Corte que evolucionó en la gran sala de baile del Casino Artista. Al principio estuvo en la Plaza Nueva pero en 1900 se estableció su sede en el lugar descrito. Llegó a tener una biblioteca con mas de 2000 ejemplares
– EL ATENEO Científico, Literario y Artístico de Vitoria. Fundado el 20 de abril de 1866 con el de “promover y propagar los estudios científicos y literarios”. Fue el segundo Ateneo que existió en el estado, tras el de Madrid. Creado por los ilustrados catedráticos del Instituto vitoriano Cristóbal Vidal, Antonio Pombo y Eduardo Orodea y su presidente fue el doctor en medicina, cirujano jefe de la ciudad, Gerónimo Roure, andaluz de origen pero vitoriano por amor, vocación y dedicación hasta su muerte. (vicepresidentes fueron Marcial del Busto y Miguel Martínez Ballesteros, siendo tesorero Vidal Urrestarazu y secretario Eduardo Orodea).
En un principio empezó su andadura en la planta baja de la gran casa de Cecilia Aragón, en el número 29 de la calle de las Cercas Altas (donde hasta 1820 se ubicaban las murallas de la ciudad, actual calle de Diputación-Siervas de Jesús) y luego cambió de ubicación al café Universal o de Olave, en la calle de la Estación (hoy calle Dato). El Ateneo fue puntero en todas las ciencias que trataba: Medicina, Ingeniería, Arqueología (ahí estaba Manuel Iradier)., Historia, Agricultura, Higiene de la salud, Antropología, Física, Química, Historia Natural, Historia Universal y de España, etc.
Muchos de los profesores y estudiantes de la época fueron ilustres oradores del ateneo Vitoriano de entonces y fue precisamente en esta época que Miguel Rodríguez Ferrer (o Sotero Manteli según otros medios), quien calificó a nuestra ciudad de Atenas del Norte.
Tras las guerras, sólo el Ateneo se mostró erguido y firme publicando una revista quincenal muy prestigiosa hasta al menos 1878. No obstante no se acabó ya que el testigo lo tomó la Revista de las Provincias Euskaras, fundada por Fermín Herrán en Abril del mismo año, siendo órgano de la Sociedad hasta finales de 1879 en que el Ateneo la volvió a publicar , hasta el 30 de Junio de 1884
BIBLIOTECAS
– En Vitoria estaba una de las mejores bibliotecas de España (la del Seminario Aguirre, en lo que es hoy el Palacio Escoriaza – Esquibel.)
PERIODICOS Y REVISTAS:
Los periódicos que existían eran los siguientes (algunos de ellos nacían y morían a los pocos meses, tal era la vorágine cultural, literaria y de divulgación de la época):
– Revista “El Ateneo” (1870-1878, 1888-1884 y 1913-1920)), donde se publicaba todo lo expuesto por el propio Ateneo y también otras personalidades del estado
– Revista de las provincias euskaras (1878). Donde, tras dejar de publicar El Ateneo, se publicaban las disertaciones del mismo hasta 1880
– El Alavés (1863),
– El Nuevo Alavés (1864),
– El Porvenir Alavés, «políticofuerista, científico-literario y de intereses materiales y locales» fue el periódico que más vivió de los fundados por Herrán en Vitoria (salía cuatro veces al mes y comenzó a publicarse en Septiembre de 1871, durando hasta 1876-77 (años de guerra civil estaba en su apogeo). Primero se imprimieron en la famosa imprenta de Iturbe y después en la casa de Manteli, donde también se imprimían los libros del «Centro Literario Vascongado», fundado por Francisco Juan de Ayalt, Sotero Manteli y Ricardo Becerro.
– El Fuerista (1867)
– El Norte de España (1867)
– (se publicaban dos o tres veces a la semana)
– El Lirio
– El Cantón Vasco
– El Federal Alavés
– La Revista Vascongada
– El Semanario Católico Vasco-Navarro, revista literaria que publicó notables artículos y poesías.
– La Unión Vasco-Navarra.
– El semanario El Mentirón (1868-69), que redactaba é ilustraba con graciosas caricaturas «Recaredo Bay» (Ricardo Becerro de Bengoa) hasta que tuvo que irse de Vitoria para tomar posesión de la cátedra de Física del Instituto de Palencia, siendo sustituido por otro grande, Enrique Serrano Fatigati, llegando finalmente ambos a ser diputados y senadores en Madrid.
También hubo periódicos satíricos, muy fugaces la mayoría, como:
– La Trompeta,
– La Guindilla
LOS NOMBRES PROPIOS QUE DIERON LUZ A LA ATENAS DEL NORTE
Toda esta actividad dio como fruto decenas de grandes hombres que o bien nacidos aquí o venidos aquí, configuraron esta Atenas del Norte (no están todos los que son, faltan muchos y les pido perdón desde aquí, pero son todos los que están, sin duda):
Pedro Egaña y Díaz del Carpio (1803-1885), Diputado en Cortes, defensor de los fueros y ministro de Justicia;
Sebastián lradier (1809-1865), compositor de la habanera «La Paloma»,
Juan Ángel Sáez (1811-1873) , pintor reconocido.
Mateo Benigno de Moraza y Ruiz de Garibay (1817-1878), diputado en Cortes y ferviente defensor de los Fueros,
Ladislao de Velasco (1817-1891), autor de “Los Euskaros”,
Ramón Ortiz de Zárate y Martínez de Galarreta (1817-¬1883), también defensor de los fueros en esta época de luchas entre tradicionalistas y liberales,
Geronimo Roure y Fernandez (Córdoba, 1824- Vitoria, 1877). Personaje principal de la novela. Tras estudiar en Madrid y Barcelona ejerce como médico militar en Zaragoza y desde 1853 se convierte en Cirujano Titular de Vitoria, dirigiendo el Hospital de Santiago, y donde le tocó lidiar con las epidemias de cólera de 1855 (donde murieron más de 3.000 alaveses). Un gran científico que realizó multitud de trabajos sobre Higiene, Prevención y Policía Sanitaria (lo que hoy llamamos Salud Pulbica). Él fue quien estableció el primer Centro Provincial de Vacunaciones de España en 1873 y uno de los máximos exponentes de la vacunación con linfa animal , una verdadera revolución e n la época. Las vacunaciones practicadas por Roure aunque sólo afectaron a 148 individuos tuvieron un elevadísimo éxito y fueron el origen de la creación en 1875 del Centro de vacunación y revacunación animal de la provincia de Alava y de Vitoria, la segunda tras la barcelonesa..
Fue Presidente del Ateneo Vitoriano desde su creación hasta que murió y también profesor en la Universidad Libre de Vitoria de 1869 a 1873.
Francisco Juan de Ayala y Ortiz de Urbina (1824-1907), Diputado General de Álava y Alcalde de Vitoria, propulsor del cultivo de la remolacha,
Mariano Lorente Andrade (Burgos, 1825, Vitoria, 1872). Licenciado en ciencias físico-matemáticas, y catedrático en el Instituto de Vitoria entre 1862 y 1867
Diego Martínez de Aragón y Fernández de Gamboa (1828-1883), Alcalde de Vitoria y Diputado General también,
Cristobal Vidal y Delgado (Andalucía, ¿? – Sevilla,1876). Licenciado en filosofía y letras, catedrático en Lugo, Vitoria y Sevilla. Fue uno de los tres impulsores del Ateneo de Vitoria
Antonio Pombo y Martinez de Gamarra (Haro, 1831-Vitoria,1894). Uno de los fundadores de El Ateneo. Licenciado en Farmacia y Ciencias naturales. Catdrátrico de Historia natural (ciencias) en el Instituto de Vitoria.
Felix Eseverri y Arberas (Vitoria, 1832-¿?). Licenciado en ciencias fisico-matemáticas. Catedrático de matemáticas en el Seminario y en el Instituto de Vitoria, aparte de en Palencia
Santiago Moreno Rey (Madrid, 1839 – ¿?). Catedrático en Vitoria entre 1869 y 1880, también en Albacete y Málaga. Uno de los muchos impulsores de la Universidad libre de Vitoria
José Cola y Goiti (1841-1924),
Manuel Diaz de Arcaya (Vitoria, 1841 – Zaragoza, 1916). Licenciado en el seminario Aguirre de Vitoria. Licenciado en ciencias naturales en la U. de Valladolid en 1869. Catedrático de historia natural en Ávila y Zaragoza. Cronista honorario de la Diputación de Álava, medalla de bronce en las Exposiciones universales de Barcelona (1888) y Paris (1889) y sobre todo gran maestro y divulgador, siendo muy respetado por todos su alumnado.
Ricardo Becerro de Bengoa (Vitoria,1845- Madrid,1902). Licenciado en ciencias fisioquímicas en Madrid, caetdrático en la universidades de Vitoria, Palencia y Madrid y diputado y senador en Madrid. Introductor de los rayos X en España en 1896, sólo un año después de su descubrimiento)
Julián Enrique Serrano Fatigati (Madrid, 1846 – 1918). Licenciado en física en Madrid. Sólo dos años en Vitoria pero muy fructíferos: fue el impulsor del Museo de ciencias de la observación, presidente honorario del Ateneo. Catedrático en Vitoria, Sevilla, Cuenca, Ciudad Real y Madrid.
Julian de Apraiz (1848-1910). Cervantista ilustrado
Heraclio Fournier González (1849-1916). Nació en Burgos y murió en Vichy (Francia). Con 21 años y recién casado, se vino a Vitoria-Gasteiz y allí desarrolló sus primeros trabajos de impresión en el nº 5 de la Plaza Nueva (donde ahora está la librería El Globo. Primero se dedicó a la venta de objetos de escritorio, tarjetas y todo tipo de impresos. Los primeros diseños de sus naipes, en 1875, se los encargó al profesor de la Escuela de Dibujo Emilio Soubrier y al pintor Ignacio Díaz Olano. Más tarde fue, en 1889, Augusto Rius rediseñó esa baraja que es la que ha llegado con pocas variaciones hasta nuestros días. Ese año recibe la medalla de bronce en la Exposición Universal de París por el diseño y la calidad de sus naipes. La primera fábrica la puso en 1887 en la antigua calle del Sur, junto a la estación del ferrocarril. Si queréis saber algo más de Heraclio Fournier, pulsad EN ESTE ENLACE
Federico Baráibar Zumárraga (Vitoria, 1851-1918).Escritor, profesor, etnólogo, político español, alcalde de Vitoria, presidente de la Diputación de Álava, Presidente del Ateneo….Estudio Filosofía y Letras en Vitoria y Derecho en Zaragoza. Estudió la etnografía y arqueología de Álava, las voces voces populares y términos propios de la lengua española en este territorio, tradujo al español obras griegas (entre ellas la Odisea), latinas, e incluso del italiano y del catalán, colaboró en la Revista Internacional de Estudios Vascos . Entre otras, grandes discursos sobre obras clásicas (Elogio fúnebre de Cervantes, 1875) o historia (Una hoja de la historia oscura de Alava durante el Imperio romano, 1882).
Fermín Herrán (1852- 1908),
Eulogio Serdán (1853-1929), cronista de Vitoria y Álava,
Cesáreo Martinez Aguirre (Vitoria, 1853 – ¿?). Catedrático en Historia Natural (ciencias) en Málaga, Vitoria y Valladolid)
Ignacio Díaz de Olano (1860-1937 ). Alumnos y luego profesor de la Academia de Bellas Artes de Vitoria, la actual Escuela de Artes y Oficios.
Herminio Madinaveitia (1867- 1943), novelista.
Ricardo Martín Losa y Ruiz de Garibay (Vitoria, 1872 – 1916). Licenciado en ciencias físico-químicas, ayudante de catedra en Vitoria y catedrático en Bilbao y Huelva.
Ramiro de Maeztu (1874-1936), miembro de la Academia de la Lengua,
José Roure (vitoriano hijo de Gerónimo, muerto en 1909) escritor y periodista que trabajó en los principales periódicos del estado.
Aunque a las mujeres el acceso a estos grandes cargos les estaba vetado, hubo una gran mujer al final a la que debemos mucho todos los vitorianos y vitorianas: María de Maeztu (1882-1948), pionera de la nueva pedagogía.
Mis agradecimientos a todos aquellos de los que he aprendido tanto leyéndolo en internet: la Revista Vascongada, Eduardo Velasco, Aitzol Rodriguez-Mendizabal, Iñaki Garaluce Fernandez de Barrena…y otros anónimos que han dejado su trabajo sin nombre en la nube.